miércoles, 2 de mayo de 2007

La leyenda del partido más soñado en la Bodega


Cuentan que después del Mundial de Alemania, el Boca de Alfio Basile -en ese momento, bicampeón de los torneos argentinos de la máxima categoría del fútbol- cruzó el Arco del Desaguadero en avión para disputar su primer encuentro con el recién ascendido Godoy Cruz Antonio Tomba. Dicen que fue una jornada histórica para la aviación mundial, ya que como el Boeing de LAPA, al ser muy grande para realizar esa peligrosa maniobra de atravesar el Arco del Desaguadero, Mauricio Macri, por entonces presidente del club de los amores de Diego Maradona, contrató a una escuadrilla de Pucará de la Fuerza Aérea Argentina.Cuentan que en una gloriosa mañana de septiembre, la Bombonera esperó a pleno que los 16 Pucarás, en el que cada uno transportaba a un jugador, hiciera un vuelo raso por las tribunas populares para saludar a esa tribuna que se sentía más campeona que los que habían obtenido ese premio en el campo de juego. Cuenta una Leyenda, que no es el ex arquero de Independiente (¡pero qué dicee!), que pasada las doce del mediodía, con una Bombonera a pleno, los 14 históricos aviones de la Fuerza Aérea, que habían escrito sus páginas de hazaña en la gesta de Malvinas, tardaron sólo medio segundo para hacer una "U" en la cancha de Boca y de allí marcar el rumbo hacia la Cordillera de los Andes, para disputar el gran partido con el equipo tombino. "Esa mañana estábamos en la tribuna muy embebidos por el tetrabrick -cuenta Armando Placente, un zapatero xeneixe que estaba en la popular- y de repente sentí un sacudón de avión que me sacó todo el vuelo mental como si hubiera tomado una bebida energizante. Cuando desperté, noté que en el centro del campo de juego las huellas del tren de aterrizaje de un Pucará".Y tenía razón: el Pucará que llevaba al rápido y habilidoso Rodrigo Palacio fue tan veloz y habilidoso que su paso por la Bombonera fue una jugada hecha con los pies desde el avión: pegó una caída vertiginosa hasta el centro del campo de juego y arrancó un fardo de pasto, que más tarde lo lanzó a la altura de Laboulaye, provincia de Córdoba, para que terminara en el estómago de una vaca lechera (¡pero qué dicee!).

Jornada histórica en Mendoza

Quince minutos después -cuando la vaca ya se había devorado el fardo de pasto de la Bombonera (¡pero qué dicee!)- la escuadrilla de Pucará estaba llegando al Arco del Desaguadero. Cuentan que el primer avión en atreverse bajar altura y atreverse a cruzar el Arco fue el que transportaba a Rodrigo Palacio. Cuenta la leyenda que los aplausos llegaron hasta el cielo y que los jugadores, repartidos en los 14 aviones, pudieron escucharlo. Dicen que en ese inhóspito paisaje del departamento mendocino de La Paz se habían juntado unas dos mil personas para ver esta maniobra burocrática, exigida por el vicepresidente Cobos por el rigor del control policial y la aduana fitosanitaria.Dicen que los aplausos siguieron escuchándose en el cielo durante muchos minutos más luego de que los Pucará atravesaran el Arco del Desaguadero. Nunca sabremos si esto fue verdad o si fue producto del mareo de los jugadores de Boca, ya que la leyenda cuenta que al rato ya estaban aterrizando en el aeropuerto Gabrielli, de Mendoza. Cuentan que el primero en bajar del avión fue Sebastián Battaglia y que pegó un enorme grito de júbilo cuando vio que en pleno aeropuerto, los jugadores de Godoy Cruz lo esperaban con un asado, en una mesa de treinta metros de largo."¡Ma qué concentración. Somos bicampeones. Hoy es domingo y nos toca morfar un buen asado!", dicen que lo dijo el panadero Díaz con una voz tan grave con el de su patrón, el DT Basile. Lo concreto fue que los jugadores del equipo campeón compartieron un enorme asado con los campeones del Nacional B en la pista del aeropuerto Gabrielli durante tres horas."Ya no hay tiempo, tenemos que ir a la cancha a jugar", alcanzó a decir el tucumano Krupoviesa, antes de caer desmayado al piso. Es que cuentan que el equipo de la Bodega quiso celebrar su título de campeón del Nacional B con todo el vino de su propia cepa, que brindaron por cada palabra que salía de los labios de cada jugador. Pero como los del Expreso ya saben mucho lo que es el fruto de su propia cosecha fue que así lograron, más tarde, vencer en el Estadio, al bicampeón, que a pesar de haber corrido más de lo que lo hizo Nuevo Chicago, aquella tarde en que disputaba la final del ascenso en ese mismo estadio con el equipo bodeguero, a los 30 minutos del segundo tiempo, todo el cuadro xeneixe se quedó dormido en la mitad de la cancha. Dicen inclusive que el arquero semifinalista de Alemania 2006 se armó una cama paraguaya con la red del arco del Malvinas Argentinas.Más allá de este final sin dudas aburridos y decepcionante, para los de la Bodega fue una jornada inolvidable, porque compartieron fútbol y camadería con quienes hasta hace poco eran sus ídolos.Mi nombre, Alejandro Trapo, para sacarle un brillo no tan distinto a la historia de nuestro fútbol. Nos vemos, eaeaeapepé (¡pero qué dicee!)

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