miércoles, 2 de mayo de 2007

Jugador de Olimpo se hizo perro para ganarse el amor de una mujer


Cuentan que en Bahía Blanca, un futbolista decidió convertirse en perro por todas las veces que le decían "perro" desde las tribunas, cada vez que jugaba. Cuentan que como perro, hizo algo que en su perra vida hubiera hecho: enamorarse de una perra para conseguir una mujer.Su agenda diaria decía: "Cada vez que la veo me escondo detrás de la rueda de un coche, pero ella se da cuenta porque soy tan tímido que siempre hago pipí en la rueda de un coche. Una noche, mientras levantaba la patita, la miré con toda la pasión del sistema solar. Ella no dijo ni "guau": dio media vuelta y fue a su jardín a hacer popó. Cuando las perras hacen popó ponen cara de intelectuales y a mí no me gustan las perras inteligentes. Hasta que una vez preparé una jugada. Fue un contragolpe. Ella era la pelota. Yo iba corriendo con todo, dispuesto a hacerme dueño del balón, cuando de repente, ella se frenó y yo hice lo que hacía en mis tiempos de futbolista: tiré la pelota a la loma del orte, compañero de Olimpo de Bahía Blanca. Entonces ella me dijo: "mi amor, afuera de la cancha también sos un perro". No dije ni guau. Cuando el patrón me mandó a la cucha recordé que mi hermana dijo una vez que ya no existen hombres, por eso muchas largan a su novio y la cambian por una mascota. No está mal, porque al final de cuentas si bien soy un perro, en el fondo soy un hombre que siempre quiso ser amado por una mujer".Esta fue la historia de aquel volante de Olimpo de Bahía Blanca del año 1957, que jugaba tan mal que decidió convertirse en perro, para ser amado por una mujer moderna. Mi nombre es Alejandro Trapo, para sacarle un brillo a la historia de nuestro fútbol. Hasta la prósima.

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