miércoles, 2 de mayo de 2007

El origen de los tiros libres barrera


Cuenta una leyenda, que no es un arquero que alguna vez atajó en Independiente (¡pero qué dicee!) que el primer Mundial de Fútbol se jugó en Uruguay. Eran días grises y gloria, que aún reflejan las postales en blanco y negro de la época, por esta razón aquellos hermosos días siempre fueron grises, hasta que el color llegó al mundo con la fotografía color (¡pero qué dicee!).
Tarde memorable. El Monumental de Montivideo estallaba de pañuelos blancos de emoción. La celeste era candidata. Era la tarde de la gran final, que cientos de miles de personas habían aguardado durante meses, en los interminables pasillos de la ansiedad. Los visitantes salieron a la cancha. Sólo una ovación desde un sector pequeño del estadio. El resto pintaba de celeste, en este choque de dos bailarines de tango, que demostrarían al mundo quién bailaba mejor el 2x4. ¿Acaso aquella era la música de los que estaban de aquel lado del río más ancho del mundo? ¿Quién dijo que el tango se había inventado en la otra orilla?, decían los paisanos, que aseguran haberlo escuchado de la boca de los treinta y tres orientales.
Estallido de gritos. Banderas celestes flamean acompañando el aliento de cinco batallas ganadas a la vez. Los veintidós en el campo de juego. Pitazo inicial. Mueven la pelota.
En aquellos entonces, la pelota no doblaba. Y si había que patear tiros libres, había que hacerlo de puntín, para dejar las piruetas artesanales del balón en manos del viento.
Mucha pasión en la cancha. Los minutos caían en forma de cápsulas ardientes. La ansiedad quemaba la piel. La gambeta fue precisa y deliciosa. Faltaba pasar a un defensor para encontrarse con el portero. Alguien vino de atrás y...caída libre. Tiro libre sobre los rieles.
_ ¡Ay que correrse ahora, ay que correrse ahora!
_ ¡Parece Shakira, con tantos ay, ay, ay, señor referí!
_ ¡Pero qué dice! ¡Ponga la pelota aquí abajo y patee desde aquí
Dicen que corrieron el balón unos metros para acá porque estaba por pasar el tren. El pateador meditó la jugada y el tiempo le jugó en contra: el tren ruidoso tocó su espantosa bocina luego de atravesar la abertura hecha en la tribuna. Ingresó con la ansiedad de un barrabrava al Monumental y en vez de seguir de largo, justo se detuvo en el césped: las vías iban de un lateral al otro y pasaba justo a la salida del área. Este campeonato había generado un nivel tan alto de expectativas, que los pasajeros pidieron al chofer detenerse para ver el tiro libre. El problema era que el tren se ubicaba entre el arco y la posición de la pelota.
_¡Váyase!, le ordenó el referí
_ Paisano, aquí tengo mate para los veintidós jugadores. Patea el hombre y enciendo nuevamente los motores.
Y así lo hizo.
El jugador, muy triste por injustamente tirar la pelota a la tribuna, simuló una lesión y pidió su relevo. El tren se fue y sus pasajeros aplaudieron ese tiro libre con histórica emoción. Uno de ellos, muy picarón, por cierto, se había bajado del vagón del medio con una claqueta de cine, simulando ser un indicador de barrera del ferrocarril. Cuando el delantero mandó la pelota a la tribuna, ese pasajero levanto la claqueta a modo de barrera, como si el tren ya hubiera pasado. Esto ocasionó carcajadas de júbilo.
Desde esa vez, los tiros libres hechos al borde del área empezaron a llamarse tiros libres barrera, aunque dicen que ese fue el último partido de fútbol de toda la historia que se hizo en una cancha atravesada por un tren.
Mi nombre, Alejandro Trapo, para contarle historias no tan distintas de nuestro fútbol.

Jugador de Olimpo se hizo perro para ganarse el amor de una mujer


Cuentan que en Bahía Blanca, un futbolista decidió convertirse en perro por todas las veces que le decían "perro" desde las tribunas, cada vez que jugaba. Cuentan que como perro, hizo algo que en su perra vida hubiera hecho: enamorarse de una perra para conseguir una mujer.Su agenda diaria decía: "Cada vez que la veo me escondo detrás de la rueda de un coche, pero ella se da cuenta porque soy tan tímido que siempre hago pipí en la rueda de un coche. Una noche, mientras levantaba la patita, la miré con toda la pasión del sistema solar. Ella no dijo ni "guau": dio media vuelta y fue a su jardín a hacer popó. Cuando las perras hacen popó ponen cara de intelectuales y a mí no me gustan las perras inteligentes. Hasta que una vez preparé una jugada. Fue un contragolpe. Ella era la pelota. Yo iba corriendo con todo, dispuesto a hacerme dueño del balón, cuando de repente, ella se frenó y yo hice lo que hacía en mis tiempos de futbolista: tiré la pelota a la loma del orte, compañero de Olimpo de Bahía Blanca. Entonces ella me dijo: "mi amor, afuera de la cancha también sos un perro". No dije ni guau. Cuando el patrón me mandó a la cucha recordé que mi hermana dijo una vez que ya no existen hombres, por eso muchas largan a su novio y la cambian por una mascota. No está mal, porque al final de cuentas si bien soy un perro, en el fondo soy un hombre que siempre quiso ser amado por una mujer".Esta fue la historia de aquel volante de Olimpo de Bahía Blanca del año 1957, que jugaba tan mal que decidió convertirse en perro, para ser amado por una mujer moderna. Mi nombre es Alejandro Trapo, para sacarle un brillo a la historia de nuestro fútbol. Hasta la prósima.

El contragolpe más largo de la historia del fútbol


Víctor Legrotaglie, Darío Felman y aquel Roberto Mouzo del Independiente Rivadavia, de apellido Mémoli. Cuántas leyendas. Sin embargo, si hablamos de leyendas, no podemos dejar de lado a aquel glorioso centrodelantero de Independiente Rivadavia de la década del 80, llamado Philippe Ledoux. Junto a Carlos Ereros participaron del heroico 5-2 contra River Plate en el Monumental, cuando se jugaba el viejo torneo Nacional.Era francés y enseñaba su idioma nativo en los secundarios de Mendoza. Philippe Ledoux repartía su tiempo entre la docencia y el fútbol, pero siempre se lo recordará por haber sido el futbolista que llevó a cabo el contraataque más largo de la historia de este deporte.Fue en una tarde cuando se disputaba el clásico del Parque entre la Lepra y el Lobo. Los Azules de Hardan Curi necesitaban dos goles para llegar a los penales y como no podían convertirlo, entonces Philippe Ledoux hizo lo que ningún futbolista del mundo pudo concretar: hacer un gol de visitante -que valía doble-, pero jugando de local. Esa tarde, recuerdan que el Gato Garín la puso como el Pato Abbondanzieri en los pies de Philippe Ledoux en el centro del campo del Bautista Gargantini. Y allí se inició el contraataque, en medio de un diálogo. Recordemos cómo fue: "allo, c'est Phillip Ledoux, Oui, c'est moi, bonjour Phillipe, c'est Jaques, tu vas bien?, oui, tres bien, tu es prest, oui, viens, vite". Y el diálogo prosiguió hasta que Philippe Ledoux llegó con la pelota a la cancha de Gimnasia y Esgrima, tras atravesar todo el Parque, y convertir el gol en esa cancha, que se convirtió en un gol doble. En la actualidad, muchos egresados del Martín Zapata, Universitario Central, Liceo Militar General Espejo, Icei, Magisterio, Misericordia y otros secundarios de Mendoza recuerdan esa charla en francés que pronunció Philippe Ledoux cuando llevó a cabo el contraataque más largo de la historia del fútbol mundial.Mi nombre es Alejandro Trapo. Para sacarle un brillo a la historia de nuestro fútbol. Nos vemos, eaeapepé.

La leyenda del partido más soñado en la Bodega


Cuentan que después del Mundial de Alemania, el Boca de Alfio Basile -en ese momento, bicampeón de los torneos argentinos de la máxima categoría del fútbol- cruzó el Arco del Desaguadero en avión para disputar su primer encuentro con el recién ascendido Godoy Cruz Antonio Tomba. Dicen que fue una jornada histórica para la aviación mundial, ya que como el Boeing de LAPA, al ser muy grande para realizar esa peligrosa maniobra de atravesar el Arco del Desaguadero, Mauricio Macri, por entonces presidente del club de los amores de Diego Maradona, contrató a una escuadrilla de Pucará de la Fuerza Aérea Argentina.Cuentan que en una gloriosa mañana de septiembre, la Bombonera esperó a pleno que los 16 Pucarás, en el que cada uno transportaba a un jugador, hiciera un vuelo raso por las tribunas populares para saludar a esa tribuna que se sentía más campeona que los que habían obtenido ese premio en el campo de juego. Cuenta una Leyenda, que no es el ex arquero de Independiente (¡pero qué dicee!), que pasada las doce del mediodía, con una Bombonera a pleno, los 14 históricos aviones de la Fuerza Aérea, que habían escrito sus páginas de hazaña en la gesta de Malvinas, tardaron sólo medio segundo para hacer una "U" en la cancha de Boca y de allí marcar el rumbo hacia la Cordillera de los Andes, para disputar el gran partido con el equipo tombino. "Esa mañana estábamos en la tribuna muy embebidos por el tetrabrick -cuenta Armando Placente, un zapatero xeneixe que estaba en la popular- y de repente sentí un sacudón de avión que me sacó todo el vuelo mental como si hubiera tomado una bebida energizante. Cuando desperté, noté que en el centro del campo de juego las huellas del tren de aterrizaje de un Pucará".Y tenía razón: el Pucará que llevaba al rápido y habilidoso Rodrigo Palacio fue tan veloz y habilidoso que su paso por la Bombonera fue una jugada hecha con los pies desde el avión: pegó una caída vertiginosa hasta el centro del campo de juego y arrancó un fardo de pasto, que más tarde lo lanzó a la altura de Laboulaye, provincia de Córdoba, para que terminara en el estómago de una vaca lechera (¡pero qué dicee!).

Jornada histórica en Mendoza

Quince minutos después -cuando la vaca ya se había devorado el fardo de pasto de la Bombonera (¡pero qué dicee!)- la escuadrilla de Pucará estaba llegando al Arco del Desaguadero. Cuentan que el primer avión en atreverse bajar altura y atreverse a cruzar el Arco fue el que transportaba a Rodrigo Palacio. Cuenta la leyenda que los aplausos llegaron hasta el cielo y que los jugadores, repartidos en los 14 aviones, pudieron escucharlo. Dicen que en ese inhóspito paisaje del departamento mendocino de La Paz se habían juntado unas dos mil personas para ver esta maniobra burocrática, exigida por el vicepresidente Cobos por el rigor del control policial y la aduana fitosanitaria.Dicen que los aplausos siguieron escuchándose en el cielo durante muchos minutos más luego de que los Pucará atravesaran el Arco del Desaguadero. Nunca sabremos si esto fue verdad o si fue producto del mareo de los jugadores de Boca, ya que la leyenda cuenta que al rato ya estaban aterrizando en el aeropuerto Gabrielli, de Mendoza. Cuentan que el primero en bajar del avión fue Sebastián Battaglia y que pegó un enorme grito de júbilo cuando vio que en pleno aeropuerto, los jugadores de Godoy Cruz lo esperaban con un asado, en una mesa de treinta metros de largo."¡Ma qué concentración. Somos bicampeones. Hoy es domingo y nos toca morfar un buen asado!", dicen que lo dijo el panadero Díaz con una voz tan grave con el de su patrón, el DT Basile. Lo concreto fue que los jugadores del equipo campeón compartieron un enorme asado con los campeones del Nacional B en la pista del aeropuerto Gabrielli durante tres horas."Ya no hay tiempo, tenemos que ir a la cancha a jugar", alcanzó a decir el tucumano Krupoviesa, antes de caer desmayado al piso. Es que cuentan que el equipo de la Bodega quiso celebrar su título de campeón del Nacional B con todo el vino de su propia cepa, que brindaron por cada palabra que salía de los labios de cada jugador. Pero como los del Expreso ya saben mucho lo que es el fruto de su propia cosecha fue que así lograron, más tarde, vencer en el Estadio, al bicampeón, que a pesar de haber corrido más de lo que lo hizo Nuevo Chicago, aquella tarde en que disputaba la final del ascenso en ese mismo estadio con el equipo bodeguero, a los 30 minutos del segundo tiempo, todo el cuadro xeneixe se quedó dormido en la mitad de la cancha. Dicen inclusive que el arquero semifinalista de Alemania 2006 se armó una cama paraguaya con la red del arco del Malvinas Argentinas.Más allá de este final sin dudas aburridos y decepcionante, para los de la Bodega fue una jornada inolvidable, porque compartieron fútbol y camadería con quienes hasta hace poco eran sus ídolos.Mi nombre, Alejandro Trapo, para sacarle un brillo no tan distinto a la historia de nuestro fútbol. Nos vemos, eaeaeapepé (¡pero qué dicee!)

Huevos


Cuentan de esa rivalidad eterna, que no tiene fin -pero qué dice. Los de River Plate son gallinas. Los de Boca Júniors, bosteros. Esto se podría interpretar como mujer insensible, elegante, refinada y de buen juego vs hombre rudo, sensible, humilde y ponedor ¡pero qué dice!.Homenaje a Blas Armando Giunta, el número cinco de Boca más famoso después de Rattín. Cuentan que en esos días se decía que el partido homenaje se realizaría en la Bombonera y debido a la crisis económica, la entrada iba a ser un "huevo simbólico", aunque esto no impedía que cualquier fanático pudiera llevar más de un huevo, inclusive una docena o un cartón, si lo deseaba. Simbólico, porque la hinchada siempre lo recordó como "Giunta, Giunta, Giunta, huevo, huevo, huevo". Es que el "número cinco", al igual que el "número diez" siempre fue simbólico en Boca. Otros jugadores que hicieron historia con esa camiseta sin dudas fueron el colombiano Chicho Serna, Alfredo Cascini y Suñé, por nombrar algunos.Esa tarde se vivía una gran fiesta y Blas Armando estaba regocijado que después de tantos años se le hiciera un partido homenaje. La gente también, porque al fin y al cabo, un huevo costaba centavos. ¡pero qué dicee! De este modo, los hinchas fueron depositando cada huevo en enormes canastas situadas en las boleterías. Algunos cartoneros aprovecharon la ocasión para pagar la entrada con cartones de huevos, para facilitar el traslado final de esos huevos a los necesitados. Otros, como ya reiteramos, aportaron desde una docena hasta decenas de cartones con huevos, del modo que si bien fueron setenta mil personas a la cancha, la recaudación final alcanzó el millón y medio de huevos, destinados a los pobres.Sin embargo, la nota policial la dio Ramón Ugatechea, un pollero de la localidad bonaerense de Avellaneda. Por mil razones no pudo conseguir un huevo, ni siquiera fiado ¡pero qué dicee!. Entonces sacó una gallina de su granja y la llevó a la cancha. "El fervor de las tribunas hará que mi gallinita comience a empollar", se dijo. Con la estima por las nubes, llevó su ave -para el colmo, blanco y de garganta roja, como la camiseta de River, a la popular más intransigente de Boca Júniors: no le alcanzaron las palabras para explicar que no se trataba de una burla. En cuestiones de minutos, no sólo la gallina voló en mil pedazos, sino que además fue llevado al puesto de choripanes para dejar sus partes en la parrilla. De este modo, mientras se realizaba el partido homenaje, a la vez se cocinaba la gallina de Ugatechea.No fue su mejor día. Al fin y al cabo, esa gallina también le daba de comer porque formaba parte de su criadero. Pero como todo final, siempre existen pequeños indicios de honor: don Ramón fue el último en irse de la cancha. Con las tribunas vacías y un frío de julio que sacudía los huesos con todo, tras observar con lágrimas el campo de juego apagado durante sesenta minutos eternos, encontró que un huevo lo acompañaba a su lado ¡pero qué dicee!. Curioso, lo agarró y notó cierta temperatura que revelaba algo más que un simple huevo, del modo que lo envolvió con el calor de su bufanda y se lo guardó en el bolsillo, y se lo llevó a su criadero.Meses después, cuando nació el pollito y se le efectuó el estudio de ADN, efectivamente se descubrió que ese huevo era de su gallina asesinada y devorada en la cancha de Boca ¡pero qué dicee!.Para ocultar el dolor con optimismo, don Ramón echó este simple razonamiento con carácter de epílogo: "Será gallina, pero era de Boca".Mi nombre, Alejandro Trapo, para sacarle un brillo no tan distinto a la historia de nuestro fútbol.

El día que Ghana ganhó por goleada


Martes glorioso en la historia del fútbol mundial. Durante ese amanecer en esa ciudad alemana que ya ni recuerdo (¡pero qué dicee!) los únicos africanos que habían pasado de ronda en el Mundial Alemania 2006 dijeron que la profecía se iba a cumplir: “haremos tres goles a Brasil”. Sin embargo, horas después, la profecía fue más allá, si la realidad fuera sólo una ilusión, ya que el 3-0 final no es nada al lado del 858 – 3 final, si es que los goles que la selección africana convirtió tirándola como el Piojo López en sus mejores momentos hubiera sido considerado por la FIFA como gol convertido. De ser así, ¡qué dirían los sudafricanos campeones del mundo en rugby y próximos anfitriones de la copa del mundo de fútbol! “¡Ma sí, tirémos la pelota al cielo y que cada pelotazo al horizonte valga tres goles, al igual que en el rugby!.Seguramente ese fue el planteo táctico que hizo el seleccionador de Ghana, ya que durante los noventa minutos, más de setenta de los mismos la pelota estuvo bajo el dominio del equipo africano. Pero Brasil, cuando recuperaba la pelota, se encargaba de ubicarla adentro del arco contrario, como si fuera una pieza delicada de museo. Hasta los mismos africanos se entusiasmaron con ese juego, ya que un defensor de esa selección casi hizo un tremendo gol en contra por cabecear hacia su arquero en su propia área: esa fue, dice la leyenda, la única pelota de Ghana que llegó al arco.Las crónicas periodísticas de ese martes 27 de junio de 2006 decían que los sudamericanos abrieron la cuenta a los cinco minutos con el 15to gol de Ronaldo en los mundiales, un nuevo récord que superó a las 14 dianas del alemán Gerd Mueller. Pero de ahí en adelante, Ghana llevó los hilos del partido y atacó sin cesar a la portería brasileña, aunque siempre con algo de desorden a la hora de remata o dar el último pase. Por último, Adriano puso el 2-0 en los descuentos del primer tiempo, y Zé Roberto anotó el tercero a los 84 minutos."Ellos deberían haber anotado al menos un gol. Tuvieron oportunidades, pero nosotros tuvimos suerte", afirmó Pariera, el DT de Brasil de aquella época.Pero más allá de esta polémica que Ghana desató en la FIFA por un abultado resultado que sólo el rugby le puede otorgar, sin dudas que la nota del día lo dio el récord de goles que dio el futbolista Ronaldo en los mundiales.Mi nombre, Alejandro Trapo, para darle un brillo no tan distinto a la historia del fútbol

La leyenda de los avioncitos de papel para espantar a barras bravas del Tomba

Cuenta una Leyenda –que no es el ex arquero de Independiente (¡pero qué dicee!), que tras años de inoperancia de la Policía de Mendoza y en vistas de la tregua que había hecho el ejercito israelí en el Líbano, “nada mejor que contratar a un ejército bien entrenado para impedir el ingreso de los violento al Estadio (Malvinas Argentinas)”, habría afirmado un ejecutivo del Ministerio de Seguridad de la provincia de Mendoza. Es que toda la provincia había soñado, durante años, con tener un equipo de fútbol en el torneo de los grandes, pero en la preliminar del Día del Niño, los violentos, desde afuera de la cancha, impidieron el debut de Godoy Cruz en el fútbol grande.Cuentan que el entonces gobernador Cobos tuvo que soportar muchas horas de debate en su oficina para permitir que el ejército de Israel reemplazara a la Policía de Mendoza para un partido de fútbol. Finalmente, cuentan que el gobernador aceptó cuando un asesor le dijo “señor, si hacemos un plebiscito, la opinión pública va a preferir el ejército israelí antes que nuestra lamentable policía”.La leyenda cuenta que cuando se hicieron los primeros contactos hubo entusiasmo en toda Israel –inclusive se habló de una colaboración del Pentágono para hacer inteligencia alrededor del Estadio. Sin embargo, Israel se había comprometido ante las Naciones Unidas a no hacer uso de las armas de fuego. Aún así, la leyenda cuenta que cuando la iniciativa pendía de un hilo, de repente una fuerte soga cayó del ingenio de los militares israelíes, que permitieron llevar a cabo la idea original:“Está bien, señor Cobos: atacaremos con aviones...pero con aviones de papel. Después de todo, es lo único que podemos hacer por ahora”.Tarde memorable en el Estadio Malvinas Argentinas de Mendoza. Tan memorable que las tribunas estaban repletas de banderas azules y blancas, tanto por el lado del Tomba como por el lado del equipo visitante, que casualmente los colores de su cuadro también coincidían con lo de la bandera de Israel. Cuentan que los jugadores ingresaron al Estadio y fueron recibidos por una gran ovación. Y en ese momento, tras escucharse un misterioso disparo al aire, miles de avioncitos de papel empezaron a volar por todo el Estadio. Eran tantos avioncitos que muchos de ellos se perdieron afuera de las tribunas y fueron a parar al Parque San Martín. Un testigo contó que “los avioncitos de papel eran como abejas que apuntaban hacia un panal: los barrabravas de Godoy Cruz, esparcidos en todo el Parque, a punto de hacer estropear otra vez el partido. Entonces los avioncitos de papel los atacaron en sus pieles y le produjeron hinchazones. Otros directamente salieron huyendo, muy espantados de la situación”.Lo que nadie contó fue que el ejército israelí había previsto un millón de avioncitos de papel para tirar, por lo que el partido tuvo que suspenderse por veinte minutos para limpiar el césped del Estadio, repleto de papelitos, como si fuera una histórica jornada final, como la que fue en aquella tarde de junio entre Argentina y Holanda, en el estadio de River Plate.Mi nombre, Alejandro Trapo, para sacarle un brillo no tan distinto a la historia de nuestro fútbol. Nos vemos, ea ea ea pepé.